viernes, 14 de noviembre de 2008

Capítulo 1

-¿Ya tienes la Ouija, Charlotte?- Preguntaba una voz masculina de entre la oscuridad.

-Acá está. Justo a tiempo.- Susurraba una persona que se acercaba lentamente. –Me imagino que sabrán utilizarla, ¿no?-

Se escuchó un remoto silencio el cual solo era roto por ladridos de perros que venían de afuera.

-Pues entonces prendan las luces.- Dijo la misma voz con un aire de pereza.
Después de un “CLIK” del interruptor, la sala se fue iluminando de apoco. Los focos de la luz se encendían lentamente, apagándose y prendiéndose algo rápido, hasta que se quedaron quietos y
la luz iluminó todo el lugar.

Era una sala de clase muy normal: Con pupitres, sillas, un pizarrón blanco, un reloj en la parte de adelante justo encima del pizarrón, un diario mural con eventos, fotos, un mapa, un calendario y
uno que otro dibujo bien realizado.

El escritorio del profesor estaba solemne con su silla de madera color cereza (al igual que el mismo escritorio). Y, un lapicero con unos lápices perdidos por los alumnos reposaba en una esquina, al igual que una florcilla color amarilla.

Las ventanas, al lado derecho. La puerta, al lado izquierdo. Ventanales grandes por los cuales se asomaban tímidas estrellas que anunciaban que era ya de noche hace bastante rato. Extrañamente, no había luna en ese entonces.

Tres niños de aproximadamente 15 años estaban sentados en el suelo. Una de ellas, Charlotte, la que tenía el pelo color rubio oscuro, debajo de los hombros y ondulado; ojos color castaños, y parecía ser alta, Sostenía una tablero de la Ouija. Los otros chicos, Gabrielle, La chica morena con ojos café, un poquito gordita (aunque no se le notaba, ya que, el ser bastante bella la favorecía) y Keith, el otro chico, relativamente alto para su edad, con el cabello marrón oscuro y los ojos castaño clarito, la miraban algo apesumbrados.

-Verán, vengan todos al escritorio del profesor-. Dijo ella, al mismo tiempo, que los dirigía en cabecera al escritorio del profesor. Sacó unas velas negras, un encendedor y una copa de cristal, y, posicionó el tablero al medio.-Miren, pongámonos todos alrededor de esta mesa, en círculo.-Decía mientras todos se posicionaban en círculo alrededor de la mesa y seguían sus órdenes.- Ahora, pongan todos el dedo índice de la mano derecha en la copa.-Dijo después de posicionar al reverso el vaso al centro del tablero. Después de eso encendió las velas y las colocó en el escritorio, de manera que no estorbaran. Apagó las luces del salón y trató de guiarse hasta el tablero.

-Ahora trataré de “invocar” al espíritu que esté más cerca. Para eso es mejor que todos nos concentremos y nos relajemos un poco.- Explicó Charlotte.-Después de eso haremos las preguntas para saber si este espíritu tiene idea de las calificaciones de Mate.-
Luego de unos minutos de silencio, Charlotte preguntó:

-¿Hay alguien allí?-

Pasó alrededor de un minuto, cuando todos quisieron abandonar aquel proyecto y decidieron marcharse. Sacaron el dedo de la copa y justo cuando la iban a guardar primero que todas las demás cosas, esta se movió a un “SÍ” dibujado en el tablero.

Las caras de los tres niños eran de terror, sin embargo, esa falsa valentía que les da la juventud, los obligó a seguir adelante, posicionando el dedo y empezando a hacer preguntas.


CONTINUARÁ.

1 comentario:

Triste Zorrito Blanco dijo...

wow, sabes yo tengo una quija pero nunca se ha movido conmigo, aunque no la he usado en mi casa, si la use en otra parte y ahi en esa casa es en donde trate de suicidarme, ahi se siente una mala vibra, un ambiente tan pesado, aunque antes de mi llegada ya se sentia asi, creo que el haber tratado de suicidarme y el usar la quija trajo mas energia negativa al lugar.