sábado, 15 de noviembre de 2008

Capítulo 4

-Oh…Que historia más triste y melancólica…-. Dijo Gabrielle, que recién se había atrevido a hablar.

-La vida más sufrida que he conocido…-. Dijo Keith con un aire algo penoso.

-¿No podemos hacer algo para ayudarte a volver al cielo?-. Preguntó Charlotte con un tono de esperanza muy bajo.

-Claro que pueden. Pero, ¿están seguros de querer ayudarme?-.

Todos asintieron con una expresión de lástima en sus caras. La historia de la vida de la Luna negra había sido una historia de sufrimiento continuo.

-Bien, ustedes lo quisieron. No se preocupen, No les va a doler…-

De pronto, detrás de cada chico apareció un animal. Detrás de Gabrielle apareció un gato, detrás de Keith, un cuervo, y, detrás de Charlotte, apareció un lobo. Todos aquellos animales eran totalmente negros. Negros de pies a cabeza, de negros pensamientos, casi parecían sombras. De no ser por sus ojos de vivos colores, como rojos, anaranjados, amarillos o azules, No parecerían animales existentes.

Los chicos se miraron extrañados cuando los animales empezaron a rodearlos cada vez más.
Con un súbito viraje, el lobo saltó y atacó a Charlotte, El cuervo atacó a Keith y el gato a Gabrielle.

Antes de poder sentir los dientes de aquel rabioso lobo, Charlotte apareció recostada en su cama, Todo había parecido ser un sueño, un muy mal sueño. La ouija no estaba, Tampoco las velas, ni sus amigos… Se sentó en su cama, muerta de miedo, y se dio cuenta de que todo había sido una pesadilla (o por lo menos eso pensó…).

-Oh… que horrible sueño… No pudo creer como pude aceptar prestarle ayuda a esa cosa….-

-¿Me has dicho cosa?...- Respondió una voz que venía de su ventanal del segundo piso.

Charlotte vivía en una casa de dos pisos, y, ella dormía en el segundo. En su habitación había un gran ventanal el cual le daba una salida al techo de la casa. Varias veces se había escapado por allí para ver a sus amigos, o, simplemente para caminar un poco.

-Respóndeme. ¿Me has dicho cosa?-. Exigían la respuesta. Charlotte no hablaba por temor a que le pasara algo.

-¡TE HE DICHO QUE RESPONDAS!-. Gritó.

-¡Sí!...Discúlpame por favor…-. Respondía Charlotte rogando misericordia.

-Eso ya no importa… Creo que me recuerdas, ¿no?-

-Yo, no recuerdo haberte visto…o escuchado por lo menos…-

-Soy aquella “cosa” que viste en tu escuela…-

-No, eso fue un sueño.-

-No fue un sueño. Adelante, date la vuelta.-

Charlotte se dio la vuelta y vio detrás de ella a la misma chica de una palidez lunar, de cabellos negros, de vestido gris, de alas, o mejor dicho, huesos roídos… La expresión de Charlotte fue de espanto. Sus ojos se abrieron en una mueca de terror indiscutible. Estuvo apunto de gritar, pero sus gritos no salían de su garganta.

-Te dije que no había vuelta atrás.- Respondía Luna Negra.-Vamos, tu dijiste que querías ayudarme…-

-Si pero…-

-Nada de “peros”, me ofreciste tu ayuda… Y ahora te mostraré que eso también te ayudará a ti.-

-Pero, ¿¡Cómo!?-.

-Así…- Dijo Luna Negra mientras se abalanzaba sobre ella.

-¡SUELTAME!-. Ordenaba Charlotte.

-Vamos… ¿no tienes miedo?... Borra el miedo de tu mente y reemplázalo por furia…-

-¡DÉJAME EN PAZ!-.

-Has lo que te digo… te prometo que funcionará…- Decía Luna Negra con un aire de superioridad, mientras levantaba una mano en forma de arañarla. Sus uñas no eran lo que deberían, ya que, eran tan largas que parecían garras.

Charlotte trató de hacer lo que le ordenaban. Cosa que no le costó mucho pues, en unos minutos le empezó a salir pelo negro por todo el cuerpo, su boca se transformaba lentamente en un hocico canino y le salían bigotes. Sus ojos cambiaron de forma: ahora eran penetrantes, vidriosos y habían cambiado su color: el derecho era azul, y el izquierdo amarillo. Le salió una cola, sus manos y pies cambiaron por patas, Su cuerpo cambió totalmente hasta convertirse en el mismo lobo que la había mordido…Luna Negra la soltó y vio admirada el nuevo cuerpo de Charlotte, mientras esta se acostumbraba a su nueva apariencia.

Tras pasitos cortos pero fuertes Charlotte trataba de equilibrarse con sus cuatro patas. Tenía un peso extra que no podía controlar: su cola.

Luna Negra rió sin sentimientos crueles. Y paró cuando Charlotte se había acostumbrado a su cuerpo.


CONTINUARÁ

1 comentario:

Triste Zorrito Blanco dijo...

Amiga si pudiera favearia los capitulos, aunque si los publicas en el deviant ponlo sin mature para que todos lo puedan leer y ahi podre favearlos.